jueves, 10 de junio de 2010

HeCToR VueLVE a CaSA


Una extraña sensación de tristeza recorrió su cuerpo de Héctor al penetrar dentro de la casa, su casa. Ignoraba el tiempo exacto que había permanecido ausente.
A duras penas recordaba el grave accidente que le había mantenido durante meses en estado de coma. Efímeros flashes en forma de destello, salpicaban su confundida mente.
No quería profundizar en el tema, solo quería echarse en el sofá y tomarse una cerveza bien fría lejos de médicos y enfermeras. Mañana pensaría en el futuro y retomaría su vida profesional.
A primera vista todo seguía en su sitio aunque a Héctor le extrañó sobremanera comprobar, al hacer entrada en el dormitorio, que una docena de cajas se amontonaban bajo la ventana. Con curiosidad abrió una de ellas y descubrió que esta contenía algunos de sus objetos mas preciados; libros, discos, objetos personales cuidadosamente almacenados. Una emotiva sonrisa inundo su rostro cuando encontró un viejo ejemplar de “El principito” en una de las cajas.
Cosas de mi hermana Sara, pensó….
Mujer de poca fe, seguro que pensó que nunca saldría del coma.
Dios, espero que no haya tirado mis vinilos, pensó mientras seguía rebuscando entre las cajas ensimismado.

Un árido portazo, le saco de su letargo.
Quizás no cerré la puerta de entrada, pensó.
Un ligero murmullo llevó su atención de camino a la puerta, venia de la cocina.
Alguien había entrado en la casa.

- Hay alguien ahí? Grito, pero nadie respondió.

Con sigilo se asomó a la cocina comprobando, no sin cierto temor, que efectivamente no estaba solo.

- La cocina tiene vitrocerámica con inducción. Como pueden comprobar esta prácticamente nueva, sentenciaba un hombre elegantemente trajeado dirigiéndose a una joven pareja que no dejaban de observar la cocina con inusitado interés.

- ¿Puedo abrir la ventana? ¿tiene tendero? Pregunto la joven, al tiempo que intentaba abrir el ventanal.

Héctor entró en la cocina con autoridad

- ¿Se puede saber que hacen ustedes aquí? Preguntó con firmeza.

Nadie contestó, los tres seguían manipulando la ventana que no conseguían abrir.

- ¿Que cojones hacen en mi casa? Preguntó Héctor esta vez con tono amenazante sin obtener respuesta.

Héctor , sin saber que pensar, permaneció ausente esperando a que los inoportunos invitados reparasen en su presencia.

- Bueno, insistía el trajeado caballero ante la sorpresa de Héctor, tengan en cuenta que el anterior propietario era un hombre de negocios muy ocupado, soltero que apenas pasaba tiempo en casa.La cocina esta prácticamente por estrenar.

Héctor, escondido sin saber muy bien de que o de quien, asistía, tras la columna que daba entrada a la cocina office, a tan singular situación con una mezcla de escepticismo y terror.

- Y los muebles, la cubertería, vajilla… ¿no se va a llevar nada el anterior propietario? Pregunto la joven extrañada.
- Bueno, contesto el vendedor, fue todo muy precipitado. El propietario tuvo un accidente y después de 6 meses en coma, falleció.

3 comentarios:

Salvador Gil dijo...

Ahora que lo leo con mñas calma te diré que me ha gustado mucho, le faltaría mantener un poco más la intriga y no pasar al final tan rápido, pero la idea es muy buena.
Salva

Dr.Magenta dijo...

ya sabes, las prisas.... si que es cierto y creo recordar que te lo comenté ayer, que me gutsraia haberme trabajado mas el desenlace....

TERTULIADISPERSA dijo...

Me ha gustado mucho,realmente tiene que ser terrorífica una situación similar, ¡qué no nos pase!!!!!!!!!! que miedo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡