viernes, 12 de noviembre de 2010

CoMO sER FeLíZ siN dEJaR dE sER MoNA 23

Salí de la habitación de Cristal sorprendida y muy confusa. Hay que ver esta Cristal cada día me sorprendía con algo nuevo. Aun así yo me encontraba muy triste por haber enojado a Cristal. De repente noté una palmada en mi trasero:-D. Francisco, ya está bien.-Ven guapa, ven. –contestó él. Era D. Francisco que ya estaba haciendo de las suyas.Recuerdo que la tía Lita estaba en la cocina preparando la comida cuando me llamó.-Mona tienes que ir a la carnicería a comprar manetas, hígado de cerdo y arreglo para el cocido.-Vale. -Pero no tardes y nada de entretenerse con nadie por el camino. Yo asentí y salí apresurada hacia la carnicería. Por el camino iba mirando a todos los sitios. Él no estaba, incluso miré en la esquina dónde nos encontramos casualmente un día y tampoco estaba allí.Llegué a la carnicería y recuerdo que el carnicero me atendió con mucha amabilidad como siempre. Cuando salí de la carnicería cargada con las bolsas de la compra, miré a mi alrededor, pero nada. Él no estaba allí. Cuando pasaba por estanco de la Sra. Margarita, alguien que venía tras de mi dijo:-Unas manos así no son para llevar bolsas de carne sino oro y diamantes.Me giré y era él, el Marqués. Mi corazón dio un vuelco……Comenzó a palpitar aceleradamente, al tiempo que notaba como una especie de cosquilleo placentero en lo más profundo de mi. Cuando se acercó para ayudarme con las bolsas de la compra con su característico aplomo y hombría yo tuve que hacer un gran esfuerzo para no desmayarme.
El Rancio.

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