
Llegué a la torre del campanario, atendiendo el aviso de un vecino. Paré el coche patrulla junto a ella. Era una mujer joven y hermosa de unos 25 años. Tenía un vestido violeta de seda que vestía dulcemente su piel blanca. Puse la mano en su cuello para comprobar el pulso, y la noté fría. Me llevé la mano a la boca en un gesto torpe e inconsciente. Al hacerlo, pude apreciar el aroma de su perfume, un olor fresco y penetrante, que me hacía verla viva todavía.
La torre emitió su sonido clásico e inconfundible que me trajo de golpe al presente, dejándome el único pensamiento, el sabor amargo, de no haber llegado a tiempo.
La torre emitió su sonido clásico e inconfundible que me trajo de golpe al presente, dejándome el único pensamiento, el sabor amargo, de no haber llegado a tiempo.
Pablo.
2 comentarios:
me gusta, breve y completa
mo
Gracias Mo, pensé que me había autoplagiado en otra historia de los 10 min. pero creo que no ha sido así.
Publicar un comentario