sábado, 29 de mayo de 2010

La linea de las cosas


De niña le gustaba repasar con la mirada la línea de las cosas. No de una manera creativa, sino más bien exploratoria, de reconocimiento. Supongo que intentaba aprehender su universo más cercano, estudiarlo, cerciorarse de que las cosas existían de verdad, sin posibilidad de engaño. Podía pasar largos períodos de tiempo tumbada en la cama repasando con precisión las líneas de techo, los volúmenes de la escayola, las aristas de los pilares y las verticales que descendían hasta la ventana o el suelo para pasar, después, a las voluptuosas formas de la madera de la cómoda o los pliegues de la tela de la cortina. Todo era susceptible de ser observado con la minuciosidad de un fabricante de relojes.
Ante su mirada los objetos se convertían en formas bien definidas: círculos, rectángulos, prismas, esferas, óvalos…todo podría ser catalogado dentro de esta taxonomía de figuras geométricas. Sólo le preocupaba una cosa, la caprichosa forma del corazón.

2 comentarios:

TERTULIADISPERSA dijo...

Explorando lo que nos es más cercano, nuestro universo...nuestro corazón.
Me ha gustado como has sintetizado el escrito.¡bravo Mar!

TERTULIADISPERSA dijo...

Me resulta un tanto familiar y me gusta, la vision analítica del mundo combinada con esa última reflexión a la irracionalidad de los sentimientos.
Salvador Gil