sábado, 29 de mayo de 2010

El presidente




Estaba en la zona más céntrica de la ciudad. Eran las 6.00 am. Su café aún estaba caliente aunque el de él le supo a rayos. Tenía el estómago revuelto como las sábanas de una noche de insomnio, el corazón martilleando rítmicamente en sus sienes, la garganta seca. Disponía de dos horas para llegar al aeropuerto y nada conseguía distraer su atención después de la breve charla, unas escuetas recomendaciones y un par de oraciones. Luego, una rápida despedida que no llamó la atención del camarero y de nuevo solo, aterrado pero firmemente resuelto a cumplir su misión. Salió de la cafetería con aire decidido y se dirigió hacia la boca del metro más cercana mientras palpaba su pecho de manera automática.

El sonido del comandante del avión apenas se oía…”gracias por volar con nosotros…agradable….en quince minutos …destino…tiempo despejado…Madrid Barajas”.Aquel presidente, político de tres al cuarto, volaba a una cumbre de presidentes de la OLP  en la capital de España.
- Hum…paella o callos…pediré algún buen vino de Rioja para acompañar uno de estos platos o mejor un Ribera del Duero…bueno ya veremos que nos tienen preparados estos mequetrefes…
El avión bajó el tren de aterrizaje y, suavemente, casi de puntillas, tomó tierra en la pista internacional del aeropuerto. La multitud esperaba junto a las escaleras del avión y el presidente se acercó a saludar a sus conciudadanos, darles la mano, coger niños y todas esas obligaciones propias de su especie.

Ese hombre moreno se acercó sonriente, la mano tendida y bendiciendo a su dios.
El presidente le dió la mano y éste se le abalanzó estrechándole entre sus brazos. Apenas tuvo tiempo de oír un click….






2 comentarios:

TERTULIADISPERSA dijo...

me ha parecido interesante como conviven paralelamente la historia de los personajes , y el final tremendo en el que uno piensa... ¿por qué narices abrazamos a desconocidos?

TERTULIADISPERSA dijo...

Tremendo, en tan poco texto, como cambias de un personaje al otro y solo al final comprendes el primer párrafo. Muy bueno.
Salvador Gil