sábado, 15 de mayo de 2010

GEMA


Los aromas de la noche de Agosto me llevaban a aquella escalera de caracol donde la vi por primera vez. Pelirroja, natural, pero no era de estas pelirrojas que no son para nada guapas o como mucho del montón, ella tenía un rostro angelical de facciones suaves pero bien definidas. Tenía el pelo largo y liso, recogido de tal forma que sus puntas hacían un abanico detrás de su cabeza. Su vestido, elegante a la par que sencillo, de tirantes finos que dejaban al descubierto esos pálidos y preciosos hombros; daban junto a su peinado esta estudiada combinación que dejaba al descubierto un cuello precioso y delicado, no demasiado largo. Su vestido si era largo, y con un corte hasta medio muslo que dejaba ver unas delgadas piernas desnudas; verde, de un tono suave que hacía juego con el esmalte de sus uñas, y sus ojos. Joven, era hermosa y delicadamente joven. Tuve que hacer un esfuerzo para no mirarla fijamente. No quería que notara mi presencia; quería que siguiera deslizándose sobre el mármol, contemplando con sus enormes ojos, deleitándose con la fiesta al igual que yo me deleitaba con ella. Estaba sola. Con la palma hacia arriba sostenía delicadamente una copa de Martini entre sus dedos. A veces se la pasaba de una mano a otra, contoneando levemente la cadera. Su sonrisa, casi me choco con un camarero que llevaba la bandeja llena de copas por mirar su sonrisa. Era preciosa sencilla y arrebatadoramente preciosa.
Sabía pasar desapercibida y ser discreta, solo Dios sabe cómo, lo que me permitió acercarme a hablar con ella sin que nadie nos mirase. Hablé con ella y paseamos por la sala. Yo sabía su historia, la conocía… totalmente. De este modo pude construirme a mí mismo, cree un personaje para mí, que fuera creíble e interesante para ella. Me sentí mal por estar mintiéndola, pero quería conocerla. Al fin y al cabo yo no estaba allí por ella, cuando llegara su acompañante debía matarlo, y era mejor para ella no saber nada. Me acerqué grácil a su oído y rozando suavemente su cintura le dije: hasta pronto, debo ir a saludar a alguien. Inspiré su aroma, fresco y suave, como ella. La dejé allí terminándose el Martini y me dirigí a las escaleras. Allí me crucé con mi objetivo, alguien que sin duda no le convenía, el propio padre de la chica me enviaba a matarle. Al pasar por mi lado, le di un toquecito en la espalda. No notó la aguja de mi anillo, su veneno le causaría una muerte rápida y asfixiante y después… ningún rastro.
Volví a la fiesta y pude ver como la joven recibía con un fuerte abrazo a su amado, él comenzó a sentirse fatigado enseguida, lentamente fue perdiendo verticalidad hasta caer al suelo en brazos de la joven, ella le sujetó firme y entre lágrimas le vio marchar. No llores mi dulce princesa, no llores, por él no.

3 comentarios:

Estoy dijo...

¡Por fin! llega nuestro tertuliano a sus publicaciones.
ya sabes que me gustan, me resultan muy interesantes y dentro esconden información que muy pocos conocemos...esos secretos de escritor.
¡gracias!

Dr.Magenta dijo...

secretos que afortundamente ya se pueden compartir. Menos mal que has entrado porque entre Mo y servidor en plan chungo que ni Chelo ha podido frenar, el blog era un poco de bajon y siempre es de agradecer historias como las tuyas.

TERTULIADISPERSA dijo...

Si señor aquí estamos intentando dejar el pabellón bien alto, se hará lo que se pueda. Gracias por los comentarios que siempre dan ánimos :)