La miraba sin dejar de sentir aquella profunda angustia que se me enrosca en la garganta y que antecede a las lágrimas. La foto era buena, innegablemente buena, pero no podía dejar de volver a mirar sus ojos y sentir la profunda tristeza que emanaban.
Leí la historia de esos ojos en el dominical, ante mi taza de té humeante (¡con una nube de leche por favor!), el sol de primavera calentando mi cara y una agradable sensación de bienestar pese a los ímprobos esfuerzos de los hierros de esa silla de la terraza del bar por destrozar mi espalda.
De nuevo alcé mis ojos unos centímetros más arriba para chocar de nuevo contra los suyos y me detuve en su cara unos instantes. No tendría más de once años -como mi hijo, pensé- y su boca no sonreía, su oscura piel era tersa y tenía esa belleza de los niños, de TODOS los niños -sean de donde sean y vengan de donde vengan-, que tan a menudo les convierte en diana de perversos adultos con feroces patologías, extrañas creencias o
ancestrales tradiciones, útiles para nada ni para nadie pensé,
sintiendo como la ira se me iba apoderando cada vez más, no dejando sitio ni para respirar.
Una de esas niñas de un país lejano, con nombre curioso, vacacional incluso, donde el tiempo es bondadoso y la población pobre, sin saberes, sin conocimientos, sin fuerza ni poder para conseguir ser libres. Donde ser niña es una de las peores desdichas que le puede pasar a un ser humano porque, llegado el momento, es en esa época donde la candidez te lleva de la mano de tu madre al matarife que te va a mutilar unos instantes después con una cuchilla oxidada, dejándote impotente para el resto de tu vida, rota, vacía…
Llamé al camarero, pagué la cuenta y me fui a casa dejando el periódico sobre la mesa junto al dinero.
5 comentarios:
me ha gustado lo rotundo de las palabras, su claridad dentro de toda la oscuridad que habita en los ojos de la niña... de muchos niñ@s... También me ha parecido muy interesante el planteamiento de tu escrito Felicidades Escritora.
Me gusta mucho. Nunca entenderé por que no probaste antes a escribir tus sensaciones, tus pensamientos...
En fin, nunca es tarde.
El estilo concreto, escueto y destilado se te da muy bien.
Puro estilo Mar.
gracias por el comentario,pretendía hacer algomenos periodístico, pero me salió la denuncia...¿hay tanto que denunciar, tanta gente sufriendo! en fin, el próximo espero que no sea tan dramático....
Me gusta el texto, es concreto y fluido y la historia, yo hace años escribí algo parecido ya te lo pasaré. Estos talentos ocultos me molan!!!
Besos
Amparo
Es lo primero que leo de ti y ya estoy deseando leer más, muy bueno, se nota la traza. No sabía cómo ibas a darle la vuelta al título para hacerlo humorístico, pero has demostrado que el drama se te da bien. Hay algo que me ha gustado especialmente: "feroces patologías".
Salvador Gil
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