Rodeada de tierra que había sido fértil en otro tiempo, no sabemos muy bien que aire empujó al camachuelo y le había llevado desde el mundo donde habitaba hasta ese lugar extraño.
El había vivido toda su vida en una jaula, grande,muy grande, eso si... situada en un jardín... el único que existía. En el los árboles tenian también sus jaulas que les protegian de las caricias de los que pasaban cerca de ellos...
Sus diminutos ojos, no recordaban como era el mundo que le rodeaba y creía que el mundo era su pequeño jardín.
Las plumas de sus alas tenian un bonito color gris azulado ,sus mejillas y el pecho eran de color carmesí , se alimentaba de brotes de árboles y de algunos frutos y semillas que caian de los árboles que se encontraban cercanos a la jaula. Lo que más apreciaba era el sabor de las flores, en cuanto una caía... rápidamente se la colocaba en su pico, ese gusto por las flores le habían dado un nuevo nombre, le llamaban Picaflor.
Un día, se sorpendió al ver que nada le impedía volar.. y sin darse cuenta, con un solo aleteo, se encontró en medio del jardín...
Se posó en el suelo... dando pequeños saltitos y con su pequeño pero fuerte pico negro agarró una flor de color lila , contento con su captura, comenzó a volar y haciendo ondulaciones con sus alas y como si estuviese mareado...revoloteó por lugares desconocido para él.
El cielo iba cambiando de colores... de los azules y violetas a los naranjas, amarillos, rojos, rosas, ... un maravilloso espectáculo que para el era desconocido...
El cielo ya había cambiado muchas veces de color y sintió que sus alas estaban terriblemente cansadas... a vista de pájaro (no podía ser de otra manera), encontró un lugar donde poder reposar.
.Llevaba todavía en su pico lo que quedaba de la pequeña flor que había recogido en su jardín...la semilla había caido segundos antes.
Estaba muy cansado... tremendamente cansado, tan agotado que ni siquiera pudo escuchar sus últimas palpitaciones
Pasaron meses... la semilla que Picaflor había perdido, se había ido cubriendo con la tierra que el viento había llevado hasta ella.
Sintió el calor de la primavera ... comenzó a abrirse con lentitud; la tierra estaba muy dura, no veía a nadie cerca de ella... ni hormigas... ni lombrices, ...solo escuchaba el silencio de la tierra...y comenzó a gritar... ¡Hay alguien aquí!...hay alguien¡¡¡¡
Nadie contestaba, solo el silencio de la tierra estaba a su alrededor, al abrirse un poco más, la tierra empezó a resquebrajarse y entró un poco de luz, podía sentir cerca algo muy suave de color carmesí, continuó gritando con voz más fuerte.... ¿dónde estais?...¡hay alguiennnnn!,¡alguiennnnnnnnnnnnnnn..!.
En su memoría tenía grabada la imagen de un magnífico y precioso árbol..repleto de flores color lila... entonces... recordó también... los espinos que le rodeaban..
Pasó la primavera,llegó el verano...y la semilla se negó a sacar su cabeza...
2 comentarios:
Se nota el toque de fábula que ya he visto en otros de tus escritos, tienes un estilo que envuelve como una suave brisa ;-)
Salvador Gil
En realidad es que soy una cuentista, perdón, contadora de cuentos, me gusta ver la cara de asombro de los niños.
Gracias por la brisa...es muy agradable-
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