jueves, 27 de mayo de 2010

Brasil 2036

Se ha llegado a la final de la copa del mundo de fútbol, el encuentro Brasil – Francia ha concluido. Mucho han cambiado las cosas en este juego y en el mundo entero desde que se incorporó El Premio, pero eso no importa, la revancha de aquella final de 1998 en Paris era necesaria, y eso era lo que más deseaba el público. El marcador finalizó 4-3, toda una orgía de goles para una final del mundo, toda una explosión de emociones que cautivó a los espectadores durante más de 90 minutos.

El estadio gritaba, jugadores brasileños eran aclamados aquí y allí. Una fiesta de luces se veía en el cielo. Actuaciones de acróbatas, bailarinas, baloncestistas y otros acólitos del cuerpo, brotaban por doquier en escenarios de quita y pon.


En la macro-pantalla del campo podía verse El Premio de los mundiales anteriores, el de Grecia 2032 por ejemplo, donde tras romper la copa, una nube densa salió de ella y provocó orgasmos a todas las mujeres del país, tan intensos que duraron 90 minutos seguidos, más lo que alguna pudo añadir. Algunas murieron por el stress que alcanzaron sus lujuriados cuerpos, pero no importaba.


Ya no había césped a la vista, estaba todo el campo lleno de artistas y actuaciones de todo tipo. Mientras, los organizadores montaban los podium y las rampas para realizar la entrega de medallas. Todo estaba dispuesto. Comenzaron a subir los aguerridos jugadores galos, lágrima en mejilla… venían a recoger sus patéticas medallas de plata, con esa mirada triste a la copa.

Otro premio salía por la pantalla! Italia 2028, donde una gigantesca bota de fútbol del tamaño de Portugal, aplastó a la gran bota y mató a millones. Ahora los italianos son todos sicilianos. No les ha ido mal a pesar de todo, este año Sicilia ha llegado a la semifinal…


Los jugones brasileños subían ya la rampa para recibir sus medallas de oro. Les hacían entrega las autoridades más distinguidas. Lágrimas, abrazos, gritos, besos, alegría descontrolada. Todo aquello por lo que habían sufrido tanto, había dado sus frutos, habían logrado imponerse a las mejores selecciones, realizar el mejor juego, divertir a la afición y por último… ganar la copa. Hicieron acto de entrega de la misma, el estruendo en el estadio no era para ser contado si no para verlo y vivirlo. Finalmente, el jugón tiró la copa al suelo para romperla y recibir El Premio…


Una vez más se podía ver otro premio por la pantalla, Holanda 2024 donde la final se celebró en Ámsterdam, y al romper la copa salió de ella una planta de maria de 50 metros de altura. Esta se inmoló ella sola y sus vapores mantuvieron a toda la gente de la ciudad fumados y alucinados durante un año entero. Risas y risas de los asistentes fueron grabadas.


La copa estaba rota, todo el estadio esperaba. De repente, apareció ante ellos una drakquen de 200 metros de alto, al tiempo que sonaba de forma clara y con perfección celestial, la canción mais que nada. Esta drak empezó a bailar para los asistentes, y ellos sin poder remediarlo siguieron el sugerente ritmo mais y mais y mais. Nadie podía resistirse y nadie podía parar. Al poco tiempo la drak sacó una antorcha y comenzó a pegarle fuego a los asistentes. Nadie gritaba de dolor, la fiesta continuaba igual, simplemente, ahora ardían. La música continuó haciendo un repertorio por toda la bossa nova hasta que el último de los asistentes dejó de tener vida.

Antes de que la pantalla fuera también víctima de las llamas, pudo verse el anunció final, la próxima edición del mundial: Ucrania 2040, donde por cierto, la final se celebraría en Chernobyl.

2 comentarios:

Dr.Magenta dijo...

Con finales asi, hasta alguien a quine no le gusta nada el futbol como a mi, le apetece ponerse a ver un partido....

Dr.Magenta dijo...

Me gusta el tono tan absurdo que tiene todo el relato.