miércoles, 27 de octubre de 2010

el hombre del SOMBRERO NEGRO que regalaba sonrisas





Tendría unos 5 años cuando nos detuvieron, por ser gitanos y nos llevaron en tren, un viaje interminable, mis recuerdos son vagos e imprecisos...recuerdo el olor a humanidad, orines y sudor, me estremezco al pensarlo.
en un principio nos dejaron junto a nuestras madres tan solo unos días, posteriormente se las llevaron... habían ido a el pabellón de las duchas, solo sé que no volvieron nunca más .
a mi prima y a mi nos llevaron a un recinto donde solo había niños, pronto empezamos a correr,era extraño allí nadie tenía una sonrisa en su cara ,a Carmen y a mi nos gustaba tocarles sus huesos, estaban muy delgados.
Pasaron unos días, Carmen desapareció una noche y no volví a verle...
. Mis mejores amigos eran dos gemelos y me producía mucha risa verlos, también tenía mucha hambre, me las ingenié para robar algo de comida en la cocina, eso se me daba bien, la compartía con mis nuevos amigos.
Una mañana dos guardias se los llevaron, pensé que no volvería a verlos como a Carmen, no fue así, ellos volvieron unas semanas más tarde, sus cabezas rapadas como las nuestras, mostraban grandes cicatrices
, ellos dejaron de hablar, de jugar, solamente miraban con ojos extraños.
Era octubre, las hojas de los pocos árboles que se veían a lo lejos ya habían caído y el frío era tremendo, yo me agencié un sombrero viejo que encontré por el patio, tenía frío y hambre, mi cuerpo era ya como el de los otros niños, los huesos se veían.


Empecé a encontrarme mal, perdí el conocimiento y me llevaron a la enfermería... desperté y allí estaba ella, la única que nos trataba con cariño, me alegré de mi enfermedad pues podría estar junto a Irena, era nuestro ángel guardián.
Me hablaba como en un susurro, me preguntó los nombres de mis padres, vi como lo anotaba en un pequeño papel y lo metía dentro de una botellita de cristal de alguna medicina...la observé y sin que nadie le viese la enterró bajo un manzano que había detrás de la enfermería. No entendía ese juego de Irena, muchos años más tarde lo entendería.
Al cabo de unos días me dijo: hoy vas a salir de aquí , cuando llegue la ambulancia tendrás que hacerte el muerto, he dicho a los guardianes que el tifus es muy contagioso, no te muevas para nada, no respires, tengo que decir que has muerto.
.Pasé mucho miedo, podía darme tos o ganas de estornudar, pero todo salió bien
Me llevó a una casa muy grande con otros niños y niñas, no volví a ver nunca más a mis amigos. En el orfanato pasó el tiempo, Irena me había regalado un sombrero negro, no me lo quitaba ni para dormir, era su regalo...No sabía en mi inocencia que había pasado una guerra, tan solo era un niño que tenía 8 años que no entendía de esas cosas pero había perdido la voz y la sonrisa.
Vinieron a por nosotros en un gran autobús, posteriormente me enteré que le llamaban "Kindertransport",Nos llevaron de Alemania a Inglaterra y posteriormente me trasladaron a España dejandome con una familia gitana... no era la mía pero me querían mucho.
Pasaron los años y cada vez estaba más sumido en mi silencio, iba a los mercadillos con mi nueva familia, me agencié un nuevo sombrero negro, también un traje negro.
No podía vender en el mercado pues mi voz había desaparecido, me dedicaba a dar pequeños sustos a las personas que estaban comprando...ya me conocían y mis sustos les hacían reír .
Había descubierto la forma de regalar sonrisas y así pasé el resto de mi vida, con mi traje negro, mi sombrero y mi silencio..y ese poder que tanto me gustaba.
Ahora creo que tengo 99 años, mi cuerpo es pequeño y delgado el hambre de la niñez ha dejado su huella , me dejó sin palabras...pero disfrutaba regalando sonrisas , nunca olvidaré a Irena Sendler que me regaló un sombrero negro.

2 comentarios:

Pablo dijo...

Un relato muy emotivo, me gusta que hayas hecho mención a esta heroína.

TERTULIADISPERSA dijo...

El hombre del sombrero negro que paseaba pegando sustos a las jovenes por la calle Ruzafa....