jueves, 14 de octubre de 2010

VIAJE INESPERADO




Manolo me telefoneo, el motivo era el 45 cumpleaños de nuestra hija, quería regalarle a ella y a su pareja los billetes a New York, ellos iban a visitar a unos amigos.
Hacía muchos años que nos habíamos divorciado y nos sentíamos totalmente independientes, nos unían solamente las hijas, le dije que le acompañaría.
Quedamos en la puerta de la agencia de viajes, nos saludamos y entramos.
Manolo comenzó a pedir información de los vuelos y de un hotel cercano al Empire State.
Pidió tres billetes Y una habitación...le comenté: creo que te has confundido son dos billetes y ellos van a casa de sus amigos.
Entonces me dijo seriamente: el otro billete y la habitación es para ti, quiero hacerte ese regalo, te lo debo...
Unos instantes fueron suficientes, acepté, nunca había cruzado el océano y en esta ocasión opté por el si, sería una buena oportunidad para comenzar la novela que estaba preparando y pensaba ubicarla en New York.
En una semana estábamos en la gran ciudad, en la puerta del hotel Hilton Garden, Rosa y Martín me ayudaron a subir la maleta, me abrazaron y desearon que lo pasase muy bien durante los 10 días de estancia, quedé en llamarles si les necesitaba, en ese momento me alegré de haber estudiado filología inglesa, también me serviría para practicar el idioma.
El hotel estaba en pleno Manhattan, cerca de la 5th Avenida, me había comprado una buena guía para visitar todo lo que me interesaba...teatros,cafés , música , museos....
Me levanté tarde, los cambios de horario a cierta edad son más pesados, ya había descansado , tome para desayunar esas tortitas calientes que tanto me gustan con nata y caramelo , eran tremendas,me habían puesto tres y ocupaban una gran fuente...me las comí todas.
Salí del hotel, había mucho tráfico, del suelo salían como chorros de humo o vapor, muchas personas por la calle, de todas las razas y status social. Había personas comprando en un puesto su almuerzo y lo comían sin pararse ni un segundo...se sentía una vida diferente.
Llegué al Empire State Building, no sé que fuerza me impulsó a subir.Los ascensores iban muy rápidos y cuando me dí cuenta estaba muy cerca de la parte superior del edificio.
De repente, me sobresalté...allí estaba Manolo haciendo una de sus gracias, asomándose peligrosamente por la barandilla, no lo pensé e instintivamente le empujé y vi como caía al vacío.
Como una loca comencé a correr y bajar las escaleras ¡qué he hecho! socorrooooo
En ese momento abrí los ojos, estaba en mi casa, en mi cama...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta semana no tenía ganas de matar a nadie...
Mo