Mona salió de la pensión en dirección a la carnicería. Iba por la calle ensimismada pensando en Carla. Pobre chica pensaba, tener que hacer cochinadas con los viejos para ganarse la vida.De repente al girar en una esquina:-Hola Mona.Mona no sabía como reaccionar, era él. El marqués. Hola le dijo finalmente ella._¿Dónde vas? - le preguntó el Marqués.-Voy a la carnicería a comprar arreglo para el cocido.-¿Puedo acompañarte?-Bien.Los dos jóvenes fueron paseando hasta la carnicería hablando y riendose. Cuando llegaron a la carnicería y Mona salíó con las bolsas cargadas de carne, el Marqués le cogió las bolsas de la compra y le dijo:-Una reina como tu no puede llevar en las manos vulgares bolsas cargadas de compra. Tus manos son para llevar oro y piedras preciosas.Como el lector comprenderá yo quedé prendada todavía más si cabe del el Marqués. Ya no quedaban hombres así.Cuando los dos jóvenes seguían el camino hacia la pensión, un hombre que estaba vendiendo rosas rojas por la calle se les acercó.-Compre una rosa roja para su señora. -le dijo el hombre al marqués.Mona y el Marqués se miraron y sonrieron al unísono con una sonrisa de complicidad. Finalmente no le compró una rosa, si no que le compró una docena de rosas rojas. Mona quedó anodadada y notó como un calor muy intenso recorría todo su cuerpo desde lo más profundo de las entrañas. Al coger el ramo se pinchó con las espinas de las rosas. El Marqués sacó u pañuelo de su americana y lo puso sobre la mano de Mona para parar la hemorragia que le había producido el pinchazo de las rosas. Hubo un instante en que las manos de ambos jóvenes se rozarón transmitiendo bidireccionalmente la química que sentían el uno por el otro.-Tengo que irme ya. -dijo Mona--¿Te veré mañana? Te estaré esperando en la misma esquina en la que nos hemos encontrado hoy. Voy a contar las horas, los minutos e incluso los segundos que quedan hasta mañana.Mona se sentía turbada pues nunca un hombre la había tratado así y nunca había sentido las sensaciones que estaba experimentando Mona. Sensaciones muy intensas y muy profundas que rozaban la excitación sexual.Cuando llegó a la pensión la tia Lita la estaba esperando:-¿Dónde has estado? ¿Por qué has tardado tanto?_Había mucha gente en la carnicería y he tenido que esperar durante un buen rato. -contestó Mona
2 comentarios:
Vale, vale, vale...
Ya leeré todo el asunto, a ver si me incorporo...
ok fenix veo que ya estás en la tertulia
mo
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