-¿Cinco leuros? Anda y lárgate de aquí pringao. –Dijo Carla mientras se alejaba de aquel coche. Maldecía por el frío que hacía, y pensando en que quizás su amiga Mona podría darle una buena taza de café y algo de comer. Se miraba las manos. Las tenía sangrando desde esta mañana. Tenía tanto frío que se le habían agrietado los nudillos hasta abrirse. Soñaba despierta:
-¡Ay! Si pudiera arrejuntar algún dinerito, me alquilaba un pisillo y me dejaba la puta calle…
Caminaba por la acera cuando se notó mareada por no haber comido nada desde ayer. Mientras se metía en la boca un condón de sabores, sus pasos se encaminaban hacia el hostal y su cálida amiga.
-¡Ay! Si pudiera arrejuntar algún dinerito, me alquilaba un pisillo y me dejaba la puta calle…
Caminaba por la acera cuando se notó mareada por no haber comido nada desde ayer. Mientras se metía en la boca un condón de sabores, sus pasos se encaminaban hacia el hostal y su cálida amiga.
Tras pasar un rato amable con Mona, bajó a la calle fortalecida por el calor del anís y las energías de las magdalenas. Se acercó al borde de la acera para cruzar y un coche pasó junto a ella chafando un charco. Dio un salto y consiguió así que no la empapara del todo…
-“La tosia tagan”. – Gritará ella con fuerza. Se dirigirá hacia la frutería de la esquina, donde robará una manzana y se cruzará con Cristal, sin que ambas se vean.
Pablo.
1 comentario:
Esto sigue creciendo, pero no por mi... que desastre.
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