viernes, 2 de septiembre de 2011

CADaVeR eXQUisiTo 2

Resolvió la situación con esmerada diligencia, reafirmándose sin pudor como el líder absoluto de tan descabellado proyecto. Con una seguridad impropia de su insegura personalidad. Cuando finalizó su adornada exposición, se giró hacia la ventana esperando que ella cruzase la puerta con esa elegancia tan propia de su exquisita educación.
Cuando la vio, se dio cuenta de cuanto la había echado de menos. Los años no habían pasado para ella, seguía siendo igual de bella y elegante que en sus tiempos mozos. Tenia bastantes manías, una de ellas era leer una sola frase del libro escogido para los momentos antes de dormir, para alcanzar la relajación exacta, previa a la excitación, y poder dejar fluir sus instintos, sus deseos, sus más profundos anhelos hacia su ser. Su joven y terso cuerpo rozándose con el mío en la distancia, mis pechos rozándose con los suyos, y su dulce gemido mezclándose con mi aliento. Su lengua surcaba mis dientes metiéndose entre mis fundas, que me acababan de poner al hacerme el nuevo diseño de sonrisa en Sudamérica. No le molestaba mi olor, mezcla de habano fideliano y coñac napoleónico. ¡Tenia halitosis¡

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