martes, 30 de noviembre de 2010

Celebrando el Homenaje en casa de Jacinta Gil Roncalés

Ya estamos en el taller de Jacinta, (en su casa) celebrando el Homenaje que se le hizo en El Dorado Espacio Mae.
Jacinta sonreía feliz ya que sus amigas estábamos reunidas junto a ella, queríamos compartir su homenaje, lo habíamos grabado para verlo junto a ella.
Lo escuchó con atención y emoción, nosotras compartiendo también su propia emoción, aplaudíamos cuando el público lo hacía en la grabación.
Jacinta con su lúcida mente, verbalizaba el temor a que sus libros no se publicasen y su voz quedara en el olvido.
todas como una piña le decíamos ¿cómo no se van a publicar tus palabras? nos han dicho que es seguro...

Ella junto a nosotras brindaba y en su sonrisa se perfilaba la esperanza.
Desde aquí nuestro agradecimiento a Alicia Martinez, e Isaac y a su Café, El Dorado Espacio Mae, donde se respira el amor por las palabras ,la cultura y la amistad.


jueves, 25 de noviembre de 2010

CoMo SeR FeLiZ SiN DeJaR De SeR MoNa 26

Mona dejó la carta en su sitio y salió de la habitación desconcertada. De pronto llamaron al timbre de la calle, era Carla. Mona le abrió la puerta y juntas se fueron a la cocina donde Mona se dispuso a preparar un café.
-Hay princesita mía muchas gracias, el café me va a sentar genial. ¿Sabes el frío que hace hay fuera? –Dijo Carla sin dejar de mascar el chicle que llevaba.
Mona preparaba el café, pero Carla lejos de sentarse a esperar, estaba de pie rebuscando en los cajones, y llevándose al bolso empanadillas, restos del desayuno, magdalenas…
Mona la miraba de reojo sin hacer mucho caso a lo que Carla hacía, pues estaba muy interesada en comprobar si esta, tenía alguna información:
-Carla, cariño, ¿a ti te ha dicho algo Cristal de una personilla que se dejó en Medellín?
-¿Lo de su hijo? Si, algo me comentó, que fuerte ¿no?
Muy bien podían hablar del tema, Mona no se había ido de la lengua, no había contado nada que Carla no supiera.
-Entonces cuéntame, ¿hace mucho que lo sabes? ¿Qué edad tiene el niño?
-Si si, uf, ya sabes… - Decía Carla mientras ahogaba el café en anís y luego se echaba un buen trago directamente en el gaznate.
-Pero cuéntame chica, ¿qué te ha dicho?
-Fue hace mucho tiempo, esa noche Cristal iba muy pedo ¿entiendes? No se le entendía nada de lo que decía, pensé que si quería volver a hablar del tema ya me lo sacaría ella algún día. Aquella noche Cristal iba tan pedo jajajaja que la llamábamos Vidrio, porque lo veía todo muy turbio. –Dijo Carla mientras se terminaba el carajillo y el culo de la botella de anís.
Mona la miraba ojipática, mientras Carla hacía un globo con su chicle, el cual empezó a crecer y crecer de forma alargada y con estriaciones.

Pablo.

Personaje: Exestrella del porno, Lugar: Locutorio, Personaje 2: Seminarista, Objeto: Máquina de escribir.


Juan Bartolomé Soriano Cáceres, o “Culebra” como solían llamarle en el celuloide, era una estrella del cine porno de capa caída. Se encontraba en la habitación de su casa realizando unos ejercicios para fomentar la musculación del miembro viril, y mejorar la circulación sanguínea. Había tenido ya unos cuantos episodios de flaccidez rotunda, y hacía años que no le contrataban para ninguna película. Culebra se encontraba de pie, con las piernas separadas y las rodillas flexionadas para que el peso que se había colocado en el pene colgara-estirara de él, incitándolo a crecer y mantenerlo fuerte y vigoroso. Culebra no contaba con medios, así que para tales ejercicios se valía de una vieja máquina de escribir, que cuidadosamente ataba al glande de su pene. Al terminar sus ejercicios, bajó al locutorio de la esquina, en busca de empleo.
Adolfo, un joven seminarista que estaba completando su formación en el monasterio de San Anselmo, se encontraba en un locutorio desde el cual tuvo acceso a internet, y vio un anuncio de un actor llamado culebra. Adolfo necesitaba un protagonista para grabar un pequeño teatrillo musical que tenían organizado para la despedida del Abad.
Ambos hablaron, más bien intercambiaron monosílabos por el chat. Adolfo le habló de un trabajito en el monasterio y aparte de eso, Culebra no entendió mucho más salvo que todo tenía que ser muy discreto y que nadie debía saberlo. Culebra, curtido ya en mil batallas con sables y tijeras, concluyó rotundamente que el empleo que le ofrecían debía ser de chapero y no de otra índole. De modo que una vez la conversación hubo terminado fue a alquilar su disfraz de monje tal como Adolfo se lo había indicado y después, se fue a casa a continuar sus ejercicios.
Llegó el día, y contratista y contratado se vieron en los jardines del monasterio, Adolfo le dijo que le ayudara a subir unos bultos a su alcoba antes de empezar con el trabajo. Culebra asintió y ambos subieron hasta la espartana habitación de Adolfo, donde pararon y este le dijo que esperara un rato pues quería asegurarse de que el abad no les hubiera visto. Al salir de la habitación Culebra miró a su alrededor, y vio una máquina de escribir Fortuna, modelo c.1928. Inmediatamente sintió un endurecimiento de su virilidad; una lágrima resbaló en su mejilla, y raudo dijo en voz alta:
-Habrá que hacer estiramientos.
Se levantó los refajos y se bajó los pantalones.
Adolfo no tardó en venir y entrar como una exhalación, en las manos traía el guión del teatrillo. Quedó turbado ante semejante imagen, un hombre musculoso y sudoroso por el esfuerzo de subir los bártulos, que sujetaba su máquina de escribir y le colgaba un miembro que bien podía pertenecer a otra raza. Culebra le lanzó una mirada de auto satisfacción-provocación, y Adolfo sin poder apartar la vista, arrojó los guiones a un lado y gritó:
-¡Qué demonios!

Color: violeta, Tacto: frío, Sonido: campana, Sabor: amargo, Olor: perfume.


Llegué a la torre del campanario, atendiendo el aviso de un vecino. Paré el coche patrulla junto a ella. Era una mujer joven y hermosa de unos 25 años. Tenía un vestido violeta de seda que vestía dulcemente su piel blanca. Puse la mano en su cuello para comprobar el pulso, y la noté fría. Me llevé la mano a la boca en un gesto torpe e inconsciente. Al hacerlo, pude apreciar el aroma de su perfume, un olor fresco y penetrante, que me hacía verla viva todavía.
La torre emitió su sonido clásico e inconfundible que me trajo de golpe al presente, dejándome el único pensamiento, el sabor amargo, de no haber llegado a tiempo.
Pablo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

VERGÜENZA HUMANA

¡¡NO AL MALTRATO!!

Maltrato...psicológico, físico, vejaciones, .miedo, sumisión, confusión, silencio, incomprensión, soledad., indefensión....
Escapar....escapar...¡imposible escapar!
¡No soy nadie! soy CULPABLE...
¡Me encontrará, me matará!...
¡Mis hijos...!

Estas palabras las he escuchado en boca de mujeres desesperadas, luchadoras y casi muertas en vida..

Algunas que optaron por el divorcio, les dejaron sin nada...sin dignidad, humilladas, rotas y perdidas...
Continúan maltratadas por ellos desde la distancia...no les pasan la pensión a sus hijos...y ellas con cuatro o cinco hijos a su cargo se sienten indefensas de nuevo,no pueden hacer nada, denunciar cuesta dinero( a no ser que seas pobre de solemnidad , no te corresponde un abogado de oficio) y con lo que ganan en su trabajo , no pueden permitirse el lujo de pagar a un abogado para denunciar, solo tienen para mal alimentar sus hijos/as, ellos lo saben y van por la calle con la cabeza bien alta, se sienten triunfadores.
...Y lo más desolador para esas madres es saber que sus hijos admiran a su padre y a ella que lucha por ellos, le maltratan como él hizo:
Han tomado el modelo que han vivido.
Entonces ellas piensan "LA CULPA ES MÍA"!

lunes, 22 de noviembre de 2010

En díAs CoMO esTE

Batallo a diario con mi frágil memoria, intentando salir airoso en mi devenir cotidiano.Irritado y persistente peleo contra mi intelecto a fin de no perder la contienda.Pero ella, la memoria, puñetera y resabiada, no resulta un rival fácil. Con ese cruel fin me pone a prueba a diario.
En días como este, sin embargo, me rendiría con gusto a tan intelectual combate.
En días como este, gustaría de amanecer perdido, sin día, sin hora, ajeno a la fecha en la que estamos viviendo, y sobre todo a la que hemos vivido.
Hoy, justo hoy, se cumple un triste aniversario. Dos años, dos largos años de una ausencia y de una irremplazable perdida.Y aunque mi mente se empeñe en borrar dañinos recuerdos, la memoria insistente pierde su ligereza y se instala con fuerza en mi cabeza.
Maldita memoria, ya podía ejercer su contenida afectividad, cuando realmente se la necesita.
Si pudiera la dejaría en pause, a la memoria, a la maldita memoria.
En días como este, se agradecería una inesperada amnesia.
En días como este, no me gustaría despertar…

CoMo sER FeLíZ siN dEJaR dE SeR MoNA 25

Apenas quedaban dos días para la llegada a España de Armando Manuel, el hijo de Cristal con el que se iba a reencontrar 20 años después de que lo dejase al cuidado de su madre en su Medellín natal. Una semana difícil para Cristal que seguía sin saber como iba a reaccionar su hijo cuando se encontrase a su padre vestido con un top fucsia y una minifalda con lentejuelas doradas. Mona se convirtió en el mayor apoyo de la asistenta a la que procuraba no dejar sola y animarla cuanto pudiera.Eran muchos los sacrificios que había sufrido Cristal durante estos 20 largos años para que su hijo se educara y estudiara una carrera. Años de esfuerzo, muchas camas por hacer, muchas camas por deshacer… Afortunadamente al poco de llegar a Madrid, Cristal conoció a tía Lita y entró a trabajar en su pensión, convirtiéndose, a pesar del mal carácter de esta, en una segunda madre para ella. Sabía que a pesar de todo, la Malaguita no la iba a dejar en la calle, sabia que podría contar con ella.
Eran días de preparativos, de poner orden y aprovechando la ausencia de tía lita que había ido a Mostoles a ver a una antigua compañera de trabajo, Cristal decidió tomarse la tarde libre para hacer unas gestiones.
Mona, sola al frente de la pensión, aprovecho la tranquilidad de aquella tarde para escribir a su padre del que hacia semanas no tenia noticias. Llevaba ya cerca de 6 meses en la cárcel y el juicio contra la operación Malaya apenas había comenzado.
- Pobre papito, pensó Mona mientras se pintaba las uñas de los pies….
Después de casi 3 meses viviendo en la pensión, apenas había cruzado 3 frases con su tía, no entendía esa falta de comunicación. Ni siquiera podía echar de menos a su madre que había fallecido al poco de nacer. Antes de conocerla, Mona había soñado en muchas ocasiones en encontrar en tía lita esa madre que nunca conoció. Mona creció sola, entre nanis y asistentas, nunca conoció el amor de una madre. Con Ann, la modelo inglesa con la que se había casado su padre hace casi 10 años, nunca había tenido una buena relación. El día que Ann los abandono para escaparse con el profesor de pilates, Mona lo celebró en privado, nunca la había soportado.
- Ojala nunca vuelva, pensó el día que Ann desapareció….

Aquella tarde y sin poder evitarlo, Mona acabo sucumbiendo a la melancolía. Sin saber muy bien porque, aprovecho la ausencia de su tía para entrar en la habitación de esta. No sabia muy bien lo que buscaba, pero algo parecido a la intuición le hacia pensar que encontraría respuestas.
Como si de una señal se tratase, a Mona le sorprendió encontrar el juego de llaves que su tía siempre llevaba colgado del cuello, encima de la mesilla de noche.
- Se lo dejaría al cambiarse de ropa, pensó ensimismada en la nostalgia que le embargaba esa tarde.
Algo le hizo levantarse y coger las llaves, sin saber muy bien como y porque, se dirigió al mueble del tocador, cuyo cajón su tía tenia siempre cerrado con llave. Ropa de bebe dispersa por el mismo, se mezclaba con un viejo chupete y un sonajero. Un poco mas al fondo, encontró una caja metálica, una vieja caja de lata que con delicadeza tomó entre sus manos, se sentó en la cama y se dispuso a abrirla.
Viejas y acartonadas fotografías s amontonaban en la misma, en una de ellas pudo reconocer a su madre, ella tenia una igual en su casa de marbella.
- Mama, dijo al tiempo que una lagrima empezó a resbalar por su mejilla.
Un precioso niño también aparecía en algunas de las fotografías que como un tesoro guardaba aquella caja. ¿Quién era ese niño? Pensó Mona. tía Lita nunca tuvo hijos, su madre había sido el único familiar de tía Lita.
Un viejo y amarillento sobre descansaba en el fondo de la lata, Mona lo cogio con fuerza, y sacó del mismo una hoja, una carta escrita con una bonita y femenina letra.
Dudo breves segundos si estaba bien lo que hacia, pero no pudo reprimirse y comenzó a leer:

Marbella 11 de agosto de 1987
Querida hermana, te escribo esta carta esperando encontrar el perdón que entiendo te resulte difícil darme.Se que conoces del delicado estado de mi salud, y que probablemente esta sea la ultima vez que tengamos contacto. Déjame solo agradecerte todo lo que has hecho por mí. Siempre ejerciste de hermana mayor, cuando llegamos a Madrid con la maleta cargada d ilusiones, dispuestas a convertirnos en artistas, como me protegiste de tantos sirvenguenzas y gente sin escrúpulos y sobretodo como llegaste a sacrificar tu carrera artística que apenas empezaba, tu vida, para que yo pudiera ser feliz y casarme con el hombre del que me enamoré. Sabes que nunca lo olvidaré, gracias a ti, pude rectificar mis errores y crear una hermosa familia, lastima que el destino me haya jugado tan mala pasada con mi delicada salud. Sabes que nuestro secreto nunca saldrá de esta carta. también me gustaría que supieras que aunque yo ya no este, he dejado estipulado que se te siga pasando la pensión económica que recibes desde hace años. Tan solo me resta pedirte un ultimo favor, se que no debería abusar de ti pero eres mi única hermana. Me gustaría que te hicieras cargo tambien de mi pequeña Mona,si en algún momento te necesita. Cuida a los dos por mi....
Querida hermana, nunca te olvidare,
Rosa

sábado, 20 de noviembre de 2010

EMOTIVO HOMENAJE A JACINTA GIL RONCALÉS




Tertulia dispersa y El Dorado espacio MAE junto a Carmen Ballester, Angeles Valero, Carme Riu y Olga Ramos, organizaron el homenaje a esta gran mujer que a lo largo de toda su vida ha compatibilizado su obra pictórica con sus escritos, en esta ocasión se han leído algunos de los poemas " Espadas de arena" aún inéditos.
Hemos podido así mismo disfrutar de una proyección en el que Jacinta nos habla sobre sus poemas y su pensamiento..una luchadora social incansable y ejemplar.




jueves, 18 de noviembre de 2010

Frío


Color: violet

Sabor: Amargo

Olor: perfume

Sonido: campana

Percepción: Frio


Tocó la superficie del bronce antiguo, frío como la noche y pensó que todo era igual en este mundo. Se distrajo pensando en el mineral que alguna vez fue, y vio el momento en que los mineros encontraron las vetas de las que procedían aquellos metales aun con su disfraz de piedra, aguardando la conversión en algo aun más frio y definido, algo concreto y útil, pero siempre frio; amargamente frio... Respiró hondo y subió a la barandilla contemplando el vacío y no tenía dudas, ya no, hacía demasiado frio aquí. Tal vez al otro lado hiciera calor, y si no daba igual. Se dejó vencer por ese frio, por el insoportable peso de ese frío como lo había hecho tantas veces y se notó caer durante una pequeña eternidad... pero en el último momento aun sobre la barandilla el viento le trajo su personal adiós, un adiós que bien valía de bienvenida: era el perfume de los campos de violetas que se mezclo con el cálido tañido de la campana al llamar al pueblo al culto. El inesperado y atronador sonido no le asusté lo más mínimo: dommm, dommm, era un hermoso sonido; entonces calló en la cuenta... de como entre dos sucias y frías piedras y un intenso calor, brotaba el precioso metal. Sintió el abrasador calor de magma incandescente, fundido para transformarse mientras evolucionaba a la aleación en la que era necesario. Estaba equivocado; uno busca su piedra y su calor aunque solo dure un instante: merecía la pena esperar y ser frio y pasar tormentas si encontraba un momento de tan intenso calor, y el calor le cambiaría; él quería cambiar, necesitaba cambiar desesperadamente, pero no así, no hacia el olvido... así no...

Fue la sutil fragancia, el sencillo olor a violetas que era el perfume de su difunta madre lo que le enseñó todo eso, eso y mucho más durante los escasos tres segundos que duró la caída.

REM.G


Homenaje a una artista valiente

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Jacinta Gil Roncales.

Jacinta Gil Roncales. tertulia dispersa

Reconocimiento. El bar El Dorado-Espacio MAE y la Tertulia Dispersa homenajean hoy a la pintora y poetisa valenciana Jacinta Gil Roncales, "una de las mujeres artistas más importantes y valientes de la posguerra valenciana".

RAFEL MONTANER VALENCIA
A sus 93 años, la pintora y poetisa valenciana Jacinta Gil Roncales mantiene vivo el compromiso social y artístico que le llevaría a las cárceles franquistas en 1962 por colaborar con la oposición al régimen. Poetas, profesores, pintores y amigos de Jacinta Gil se darán cita hoy, a las 20.30 horas, en el bar de arte colaborativo El Dorado-Espacio MAE de Valencia que, junto a la Tertulia Dispersa, el taller de narrativa que se reúne en este local cultural de la calle Alzira, ha organizado un homenaje a esta figura clave de la renovación del arte valenciano de posguerra.
Nacida en 1917 en Valencia, Jacinta Gil, es según los organizadores del acto "una de las mujeres artistas más importantes y valientes de la posguerra". Junto a su marido, el también pintor valenciano Manuel Gil Pérez, fundó los Grupos Z y Parpalló. Gil Pérez, quien falleció en 1957 a los 37 años, ejerció el liderazgo artístico del grupo que, bajó el nombre del yacimiento prehistórico de Gandia, llenó de vanguardia el arte valenciano de los 50, llevándolo hacia la abstracción.
Ese espíritu crítico sigue vivo en la creadora, pues en la videoentrevista que se proyectará en el homenaje, presenta su poemario inédito "Espadas de arena" como una obra "en la que hablo de todo lo que me parece injusto, aunque de todo es imposible porque la injusticia está por todas partes". Así, entre estas poesías denuncia destaca su alegato contra el burka: "Dejaste de mirar el horizonte,/porque una espesa trama/ de entrecruzados hilos/fragmentaba el paisaje..."
La entrevista está plagada de momentos emotivos, entre los que sobresale su recuerdo del malogrado poeta José Luis Hidalgo, "que me llevó de la mano, por el camino de la poesía". Este autor cántabro afincado en Valencia, uno de los mejores representantes de la poesía existencial española de posguerra, murió de tuberculosis en 1947 a los 27 años. Jacinta Gil desvela que Hidalgo escribió su obra más famosa, "Los muertos", en la cama del sanatorio. "Muriéndose, estaba escribiendo un libro que no llegó a ver publicado".

Los ojos de Vicente Aleixandre
Recuerda también que sus poemas son fruto de las tertulias que compartió con "los grandes poetas" de su generación, además de Hidalgo, José Hierro, el valenciano Vicente Gaos" o con el premio Nobel Vicente Aleixandre, "un hombre con los ojos azules muy hermosos que me contó que gracias a una enfermedad empezó a hacer poesía".
Revive también las penurias del arte valenciano al recordar las penalidades que pasó junto a su marido en Roma, París y Londres: "Le dieron tres becas a Manuel para viajar al extranjero, pero eran muy precarias y sólo para uno, pasamos mucha hambre". Una pobreza artística que continúa, ya que crítica que Valencia "tenga de todo menos Museo de Arte Contemporáneo, pues el IVAM no es un museo".

Escrito por RAFAEL MONTANER en el diario Levante

miércoles, 17 de noviembre de 2010

JUEVES 18 DE NOVIEMBRE A LAS 20:30 HOMENAJE A JACINTA GIL




El Jueves próximo, día 18 de Noviembre, se realizará el homenaje a Jacinta Gil.

EL DORADO C/ ALCIRA 25


Os esperamos

lunes, 15 de noviembre de 2010

ViVA BeRLaNGa

No podía dejar pasar por alto la noticia que sin duda ha marcado lamentablemente este fin de semana, el fallecimiento del director de cine Luís García Berlanga. Mucho se ha escrito y sin duda se escribirá sobre la vida y obra de este genial director, y es que sin duda, su desaparición nos ha dejado un poco huérfanos. A nivel personal Berlanga junto a Buñuel y Almodóvar representaban como la santísima Trinidad de nuestro cine, una comparación con la que no creo que se identificasen demasiado ninguno de estos tres directores, pero que sin duda imagino les haría cierta gracia dado ese carácter tan acido, y critico que los tres comparten.
Tres creadores muy personales a la hora de dar una visión muy particular de este país. La visión deformada y demoledora de Buñuel, reflejada hasta en sus obras más internacionales. La visión de la realidad soñada, la que le permitia mostrar la realidad más como le gustaría que fuese que como realmente es, que practica Almodóvar, y por ultimo la mirada de berlanga. Una mirada acida, corrosiva, en ocasiones cruel, esperpéntica y siempre fallera, festiva. Un director capaz de ser critico con una España sumergida de lleno en una rancia dictadura, de la que solo el fue capaz de reírse y hacernos reír. Junto a el tambien genial Rafael Azcona, parió los más significativos títulos de nuestro cine, y los mejores de su filmografia.
Con esa mirada exenta de ideología política, Berlanga ponía en la pantalla lo peor de nosotros mismos. Muchos de sus personajes, herederos de la España más ruin, más mezquina y sin embargo entrañables fueron interpretados de magistral manera por nuestros mas queridos actores secundarios, que en su cine adquirían la categoría de protagonista. La coralidad de sus historias propiciaba la abundancia de personajes. Famosos son sus ya clásicos planos secuencia, en los que Berlanga gustaba de exponer en una larga secuencia a muchos de sus personajes actuando a la vez en lo que eran y son verdaderas joyas de su cine. Desde la falsa caridad de “Placido” a las ayudas a una España aislada por el franquismo de “Bienvenido Mr. Marshall”, pasando por la pena de muerte o la guerra civil de “La vaquilla”, Berlanga nos enseñó su particular visión de España, siempre con una sonrisa entre pícara y socarrona, con la que de alguna forma todos aprendimos a reírnos de nosotros mismos.
De entre todas sus películas, hay una que aunque no es de sus mejores obras ni mas conocidas, a mi particularmente me gusta mucho. “Vivan los novios” es uno de sus films menos conocidos. Protagonizado por unos fantásticos López Vázquez y Laly Soldevilla, el film se caracteriza por su demoledor humor negro.
Recuerdo perfectamente la primera vez que vi esta película. Fue hace muchos, muchos años en una galaxia muy lejana llamada valencia. Fue en el cine de barrio que había bajo mi casa, en una sesión de noche a la que acudí siendo aun muy pequeño con mis padres y mis hermanas. Allí descubrí a Berlanga mientras cenábamos tortilla de patatas y bebíamos gaseosa la Casera en su rancio patio de butacas. Un cine que en verano, al carecer refrigeración, abría unas puertas laterales que cubría con una especie de mosquiteras de madera para que entrase el fresquito de la calle. Ni que decir tiene que eran muchos los vecinos que a pesar de eso, y como si de una emisión codificada se tratase, bajaban con las sillas de su casa y se sentaban en la calle para ver las películas a través de los incomodas mosquiteras. Así fue como descubrí, siendo un crío, su cine, viviendo en mis propias carnes un momento muy Berlanga, algo que afortunadamente ha sido una constante durante el resto de mi vida.
Como siempre apunto en estos casos, afortunadamente la grandeza del cine es su permanencia. Berlanga y sus películas continúan vivas, y de nosotros depende que lo sigan estando. Viva Berlanga.

MUERE EL DIRECTOR Y GUIONISTA GARCÍA BERLANGA

BERLANGA NO HA MUERTO

viernes, 12 de noviembre de 2010

CoMO sER FeLíZ siN dEJaR de SER MoNa 24

- Hueles a hombre, afirmo tía Lita cuando Mona pasó junto a ella cargada con las bolsas de la compra al hacer entrada en la pensión.
Mona indiferente y todavía ensimismada por el placentero encuentro con el marques, pasó de largo de camino a la cocina, mientras tía lita la seguía a distancia dando golpes con el bastón en el suelo al tiempo que la increpaba.
- Que no me enteré yo que el maques te ha puesto la mano encima, con una puta en la pensión ya tenemos bastante... El día menos pensando me vais a dar un disgusto, que no voy a levantar cabeza….
- No tiene porque preocuparse tía, además soy mayor de edad…
- Mayor de edad y puta, que aprovechas cualquier salida a la calle para dejarte magrear por el primer chorizo que te llena la cabeza de pajaritos, insistía tía Lita enfurecida….
- El marques no es ningún chorizo, es todo un caballero, solo me ha cogido las bolsas.
- Y si te descuidad te coge las tetas, alma de cántaro…
- Que paso pues, gritó Cristal cuando salía de una de las habitaciones.
- La que faltaba, no tenia yo bastantes a los que mantener que ahora me va a traer al hijo. Esto no es un albergue, esto es una pensión, y de lujo, apostillo tía lita.
- De lujo, respondió con sorna Cristal al tiempo que cogia a Mona de la mano.
- Vamos mi niña, salgamos de esta lujosa pensión, vamos a tomar un poco el aire.
- Eso, a la calle, a la puta calle, que la cabra tira al monte….

Después de tan desagradable altercada, poco a poco las aguas fueron volviendo a su cauce. La llegada del hijo de Cristal era inminente y Mona, entregada en cuerpo y alma a su eterna y única amiga, aparcó durante unos días la irrefrenable pasión que sentía hacia el marques, para apoyarla.
Doc

CoMO sER FeLíZ siN dEJaR dE sER MoNA 23

Salí de la habitación de Cristal sorprendida y muy confusa. Hay que ver esta Cristal cada día me sorprendía con algo nuevo. Aun así yo me encontraba muy triste por haber enojado a Cristal. De repente noté una palmada en mi trasero:-D. Francisco, ya está bien.-Ven guapa, ven. –contestó él. Era D. Francisco que ya estaba haciendo de las suyas.Recuerdo que la tía Lita estaba en la cocina preparando la comida cuando me llamó.-Mona tienes que ir a la carnicería a comprar manetas, hígado de cerdo y arreglo para el cocido.-Vale. -Pero no tardes y nada de entretenerse con nadie por el camino. Yo asentí y salí apresurada hacia la carnicería. Por el camino iba mirando a todos los sitios. Él no estaba, incluso miré en la esquina dónde nos encontramos casualmente un día y tampoco estaba allí.Llegué a la carnicería y recuerdo que el carnicero me atendió con mucha amabilidad como siempre. Cuando salí de la carnicería cargada con las bolsas de la compra, miré a mi alrededor, pero nada. Él no estaba allí. Cuando pasaba por estanco de la Sra. Margarita, alguien que venía tras de mi dijo:-Unas manos así no son para llevar bolsas de carne sino oro y diamantes.Me giré y era él, el Marqués. Mi corazón dio un vuelco……Comenzó a palpitar aceleradamente, al tiempo que notaba como una especie de cosquilleo placentero en lo más profundo de mi. Cuando se acercó para ayudarme con las bolsas de la compra con su característico aplomo y hombría yo tuve que hacer un gran esfuerzo para no desmayarme.
El Rancio.

jueves, 11 de noviembre de 2010

CoMO sER FeLíZ siN dEJaR dE SeR MOnA 22

Con un seco tirón, Cristal arrebató enfurecida la inoportuna carta de las manos de Mona que sobresaltada despertó encontrándose a su indignada compañera con los brazos en jarra frente a ella. Las que antaño eran dulces facciones dieron paso al rostro de una mujer profundamente cabreada.
- Cristal, dijo Mona
- Usted me va a explicar ahorita lo que estaba haciendo, acaso no sabes que la correspondencia es privada, grito Cristal fuera de si…
- Perdona Cristal, yo, yo… me quedé dormida, apenas había comenzado a leer la carta.
- Cristal se giró, dando la espalda a su amiga, su rostro reflejado en el rancio espejo del dormitorio dejaba asomar las primeras lágrimas.
Mona se levantó de la cama y se acercó a la criada buscando su perdón.
- Cristal yo, yo… estaba preocupada por ti…
- Usted no tiene derecho a indagar en mi pasado, mi vida es solo mía, me entiende, mía…. Grito Cristal al tiempo que rompía en un desgarrador llanto.
- Perdona, lo siento mucho Cristal., no volverá a ocurrir…
Mona abatida dio media vuelta con intención de salir del dormitorio,
- Espere mi niña, dijo Cristal al tiempo que le cogia de la mano invitándola a sentarse en la cama.
- Aquí tiene, dijo Cristal mientras le entregaba la controvertida carta.
- Cristal yo….
- Usted me va a escuchar ahorita, dijo Cristal al tiempo que tomaba asiento junto a la joven y le cogia de la mano.
- Verás mi niña, la carta es de mi mama….
- ¿le pasa algo? ¿esta enferma? ¿ha ocurrido…
- Cállese pues… no, esta bien, todo bien, mi mama esta bien de salud…
- Entonces, dijo Cristal.
- Mi niño, dijo Cristal, intentando ocultar sus llantos con las palmas de la mano.
- Pero, ¿Tienes un hijo? Pero tu…
- Fue un desliz de juventud, una noche loca antes de venir a Madrid y cambiar de sexo, mi mama cuida de el desde entonces…
- Pero eso es fantástico Cristal, seguro que estas deseando verlo. Seguro que ni lo reconoces, debe ser ya todo un caballero, dijo Mona intentando animar a su amiga.
- El que seguro que no me reconoce es el, dijo Cristal volviendo a romper de nuevo en un sonoro llanto.

CoN LoS 5 SENTiDoS

Un insistente a la par que inoportuno repicar de campañas, sacó a Marisa de su prolongado letargo. Respiro profundamente, como queriéndose beber la vida, disfrutando de cada instante como si fuera el último.
Removió con ligereza su copa con el dedo índice, al tiempo que introducía una rodaja de limón en su boca, dejándose envolver por su dulce amargura, todo ello sin dejar de observar al resto de personas que disfrutaban de los últimos rayos de sol de aquella tarde de verano. Un cálido e intenso perfume masculino, le advirtió de la presencia de un joven de apuesto aspecto que tomó asiento en la mesa contigua, provocando en Marisa, una irreprimible excitación tan solo amortiguada por un oportuno cubo de hielo del que, como por arte de magia, efímeras gotas de agua comenzaron a deslizarse sinuosas por sus prominentes pechos, al tiempo que humedecían con discreción la provocativa blusa violeta con la que hoy había decidido vestirse.
- Si bien es cierto que muchas veces la vida no tiene sentido, más cierto es que de vivirla que mejor que hacerlo disfrutando de todos y cada uno de ellos, susurró Marisa al oído del apuesto joven.
- Como lamento no habernos conocido antes, como lamento que no puedas escucharme, como lamento no estar viva, dijo Marisa al tiempo que daba un largo y placentero sorbo a su copa.

Doc

Con Los cinco sentidos

Las manos muy frías, casi heladas...no se sentía los dedos y tenía que tañer la campana.
El sonido llevaba una noticia inquietante y en la mayoría de las ocasiones triste.
Su olfato aún conservaba el olor que ella siempre expelía, era su propio olor, te acercaba a las violetas frescas y salvajes del campo.
Hacía un año que Violeta había desaparecido, nadie le había logrado encontrar, desgraciadamente ocurre, en ocasiones... mujeres, niñas... desaparecen, pasan los meses, el rastro se ha perdido y se pierden todas las esperanzas.
Allí en el campanario estaba él, tenía imperiosamente que hacer sonar las campanadas.
Intentó agarrar la cuerda, sus manos no respondían, las calentó con su aliento y sonó el primer tañido...
Tannnnnnn
Pasaron segundos hasta que sus manos pudieron de nuevo tomar la cuerda...
Tannnn
Un último esfuerzo...
Se desplomó sobre la campana sintiendo un sabor amargo... y de esta forma sonó el tercer tañido...
Tan......
Todo olía a violetas...su cuerpo fue encontrado un día después.
Mo

miércoles, 10 de noviembre de 2010

... UNa SoNrisA

Los sábados a las 8 de la tarde libraba y aprovechaba para ir al locutorio, toda la semana esperando para hablar con sus hijos, no tenía ningún interés por hablar con su marido, hacía 6 años que no estaban juntos y solamente recordaba las patadas, los gritos, las borracheras y los malos tiempos que había pasado junto a él. Mientras el anciano que cuidaba siguiese con vida no pensaba volver a Cochabamba, el pueblo en el que vivía toda la familia aunque tenía decidido separarse de su amargo marido.

A Doña María, que ya había fallecido y a D. Juan les cuidaba desde que llegó a España, siempre habían tenido muchas atenciones con ella y su sueldo era mejor que el de otras compatriotas, se sentía parte de la familia.

D. Juan pasaba el día sentado en una butaca, el maldito tabaco le había llevado a dos operaciones de pulmón, `pero el resistía con un pequeño lóbulo y un respirador acoplado a sus fosas nasales..

Todos los miércoles , desde que había fallecido su mujer, tenía una visita especial; Vanessa, una antigua novia a la que dejó para casarse con María.

Vanessa ante la decepción, emprendió una vida que ni ella misma esperaba...conoció a un hombre que le convenció para hacer una película, era preciosa y su cuerpo escultural...de allí pasó a dedicarse a algo menos esperado aún, se convirtió en una estrella de cine porno (¡quien se lo iba a decir¡), había sido famosa en toda Europa.

Ella tenía ahora 85 años, en su cuerpo aún se podía adivinar la belleza de su juventud y continuaba amando a aquél hombre, era el amor de su juventud, de su vida...

Pese a que Juan estaba muy enfermo, los miércoles le pedía a Silvia que le pusiera un buen pantalón y su mejor camisa, que le peinase y le pusiera esa colonia que tanto le gustaba a Vanessa

En cuanto sonaba el timbre, se desconectaba el respirador, y al entrar ella , le ofrecía la mejor de sus sonrisas, se tomaban de la mano, estaban en silencio, ella le besaba en la mejilla en las manos, en el cuello..., Juan sonreía, tan solo le decía una palabra que llenaba toda su boca , AMOR. Entonces ella le abrazaba cuidadósamente, suavemente y le acariciaba de nuevo su cabello,sus mejillas, sus manos...

De esta manera pasaban las dos horas que permanecían juntos.

Al despedirse... ella con una gran sonrisa y Juan con una lágrima que sin querer resbalaba por su mejilla.

En cuanto Vanessa salía del portal, rompía a llorar, Juan era lo único que le mantenía viva y su muerte estaba cercana.

Silvia salía también los domingos pues ese día bien de mañana iba Ramón, el nieto de Juan , pasaba todo el día junto a su abuelo, Ramón era hijo de la única hija que tuvieron María y Juan , ella murió en el parto y lo habían criado los abuelos...estaban muy unidos.

Se sorprendieron cuando les dijo que quería ser sacerdote, en casa nadie era practicante pero tenían un concepto del amor y de la amistad muy profundo . Pensaban que su nieto sería escritor ya que desde bien pequeño escribía historias fantásticas en una Hispano Oliveti antigua que tenían en casa, además leía mucho y había terminado la carrera de filosofía.

Los domingos Ramón se encargaba de todo..

-Silvia puedes irte tranquilamente , disfruta tanto como puedas, yo cuidaré al abuelo.

Ella se iba tranquila, sabía que había dejado a D. Juan en las mejores manos.

Su abuelo ese día tenía mayor dificultad para respirar, por la tarde le pidió a Ramón que le contase alguna de sus historias.

¿sabes abuelo? hoy te voy a contar una historia que he escrito con nuestra antigua máquina de escribir.

...hace muchos años había una mujer que se llamaba Rosita, trabajaba en un teatro de Valencia, El Alcázar, cantaba, bailaba y era la delicia de muchos hombres...era tan bonita que le llamaban Rosita Amores, a todos hacía sonreir.

Su abuelo esbozó una última sonrisa...

¡abuelo,abuelo...!

Tres días después Silvia preparó sus maletas.

SOMBReRo dE CoPA


Ni el frió, ni las primeras nieves, podía arrebatar a Antonio, su pasión por el cine. Tan grande, que ni el cansancio, ni la siempre inoportuna hambre, consiguieron disuadirle de la idea de andar cerca de 3 kilómetros hasta el pueblo para meterse en una oscura sala de cine, donde dejarse llevar por sueños y aventuras ajenas, tan alejadas de la triste realidad de una áspera guerra.
Con paso firme entro en la casa y se acercó hasta la pequeña Lola, la menor de todos sus hermanos, que junto a estos se acurrucaba pegada a la lumbre en busca de calor. Con la sobriedad que le caracterizaba, le preguntó a la pequeña susurrándole al oído:
- Nano, ¿nos vamos al cine?
Una enorme y espontánea sonrisa iluminó la casa durante unos instantes, al tiempo que levantándopla en brazos comoenzaba a ponerle los zapatos.
- Venga, nos queda un trecho hasta el cine, dijo Antonio encaminando sus pasos hacia la calle.
- ¿Qué película echan? Preguntó la pequeña intentando alcanzar el decidido paso de su hermano.
- Es de la que a ti te gustan , contestó Antonio al tiempo que aprovechaba para abrochar el último botón del ajado abrigo de impredecible herencia que llevaba la pequeña...
- Es una película de canciones y bailes, se llama “Sombrero de copa”
Ni siquiera los últimos coletazos de la guerra, consiguieron cerrar el cine del pueblo, que impasible y orgulloso, se erigía en el centro de la plaza, dispuesto a abrir sus puertas a todos aquellos que quisieran soñar con los ojos abiertos.
Entraron en la sala cuando el NO-DO no había hecho más que comenzar. Aquella triste y rancia ventana al mundo, no tardó en dar paso un Hollywood tan luminoso como irreal. De la batalla del ebro a los glamurosos salones de baile de Manhatan. De los marciales y amenazantes pasos del ejercito nacional entrando en el pueblo, a los siempre insinuantes y gráciles pasos de baile de Fred Astaire y Ginger Rogers. Pero como en todos los sueños, este también tenía un final. Con el The End, cesaron los bailes, los bonitos vestidos y las candidas historias de amor y lujo.
Una intensa nevada cuajó con fuerza en el árido paraje, sirviendo de fría alfombra a tan gélido retorno. La noche cerrada, tan solo iluminada por el reflejo de las estrellas del celuloide, les servia de guía a la triste realidad.
Mientras caminaban raudos por el campo, Lola, ensimismada en aquel mundo de imaginación que le había acompañado durante 90 minutos, intentaba emular a protagonista con asimétricos pasos de baile que dejaban en evidencia su desgastado calzado.
Antonio caminaba deprisa, unos pasos por delante de la ella, cortando el frió con su flaca y espigada silueta.
- Antonio, dijo Lola timidamente.
- Te pareces a Fred Astaire…
Los dos comenzaron a reírse mientras no dejaban de frotarse las manos para evitar el frió.
La nevada se había hecho fuerte en tan intempestivas horas, sin que Antonio, preocupado por llegar lo antes posible a la casa, reparase en la pequeña que desde hacia unos minutos había dejado de cantar.
- Vamos nano date prisa, dijo el hermano mayor al tiempo que se percataba de la desnudez de los pies de la pequeña.
Rápidamente la cogió en brazos, comprobando asustado que esta tenia los pies helados.
- Nano, tus zapatos…
- Los perdí en la nieve, dijo Lola entre contenidos sollozos.
Antonio se quito la chaqueta, envolviendo con esta las piernas de la pequeña y llevándola en brazos rápidamente hacia la casa. Esta, apoyó su cabecita en el pecho de su hermano, buscando su calor mientras los ecos musicales de “Sombrero de copa” eran silenciados por los secos golpes de viento frió que les acompañaron hasta llegar al pueblo.
- Agua, calentar agua… gritó Antonio al entrar en la humilde vivienda y comenzar a despojar a la niña de tan húmedo ropaje.
Sentado junto a la lumbre, acunaba, como si de un bebe se tratase a su hermana pequeña, hasta que ambos se quedaron dormidos.
Ya de madrugada, y aun de cara a la hoguera, la voz de la pequeña despertó al joven.
- Antonio, Antonio….
- Dime nano.
- ¿Me llevarás algún día a bailar?
Antonio sonrió, al tiempo que con los ojos aun brillantes le contestó:
- Algún día nano, algún día…


Personaje: George Taylor (planeta de los simios). Lugar: bosque. Objeto: bolsa de hielo.


El coronel George Taylor estaba en un parking bebiendo con unos amigos. Estaban en pleno botellón y se estaban quedando sin hielo. George, borracho como una cuba, había conseguido una bolsa de hielo y de regreso al bebercio, utilizaba el móvil a modo de GPS para triangular la fiesta. Infructuoso, llegó a un bosque donde según su GPS estaba ubicado el botellón. Buscaba y buscaba. Gritaba desesperado pero no lograba encontrar a sus amigos; solo algo de basura aquí y allá. Entonces, tuvo lo que los alcohólicos llaman un momento de lucidez, hincó las rodillas en el suelo, y gritó entre sollozos:
-Malditos, malditos. Os lo habéis bebido todo.

Pablo.

CoMo SeR fElIz SiN dEjAr De SeR mOnA 21

Allí estaba mona, en la cocina, a la hora de la siesta de los huéspedes. Tomándose un sorprendido carajillo a la penumbra de una persiana mal bajada. Prolongó el café con subsiguientes adiciones de whisky, intentando alcanzar un punto de evasión que le llevara a algún lugar un tanto más sencillo de comprender, y sobre todo, relajante. Una vez alcanzada una cierta calma que alejara su mente de tanta excitación como había vivido recientemente, volvió otra vez su pensamiento hacia Cristal, la carta que había recibido la había desanimado y esto preocupaba a Mona. Decidida, terminó de un trago su dilatado carajillo, y mientras le guiñaba un ojo y le sacaba la lengua a tan desagradable sorbo, se alzó de la mesa presta a averiguar lo que decía la dichosa carta.
Se dirigió a la habitación y cerró la puerta. Rebuscó en el cajón de la ropa íntima de cristal, muchas braguitas, algún tanga, un consolador modelo Black thunder realistic cock, que reconoció en seguida, y debajo de todo ello, la carta. Se tumbó encima de su cama, comenzó a leerla, pero sus párpados se fueron cerrando a medida que avanzaba en el primer párrafo y el efecto del whisky la iba alejando hacia un dulce letargo.

Pablo

lunes, 8 de noviembre de 2010

CoMO sER FeLíZ siN dEJAR De sER MoNA 20


Tras el sonado incidente, no tardó demasiado tiempo el volver la tranquilidad a la pensión. Aquel furtivo tiro, silenciado a golpe de talonario, pasó a formar parte de los recuerdos acumulados en el ya centenario establecimiento. Fueron días de recogimiento impuesto al son de los primeros fríos.
Mona, en un eterno y continuo aprendizaje, seguía trabajando en todos los quehaceres que su exigente tía le imponía, y que apenas le dejaban tiempo para ella.
Tampoco Cristal era la misma, la llegada de una carta certificada a su nombre de ignorado contenido, había sumido a la dicharachera criada en una desconcertante ausencia. Ni siquiera la insistencia de Mona, consiguió sacarle de tan preocupante letargo, del que tan solo Mona pudo sacar una información. La carta procedía de Medellín, Colombia.
Tampoco tía Lita tuvo una buena semana, pese a una ardua labor de acercamiento por parte de su sobrina Mona. Habían pasado casi 3 semanas desde su llegada a Madrid y la comunicación entre ambas seguía siendo nula. Ante tanta soledad, Mona decidió refugiarse en los brazos de la melancolía al tiempo que, sin perder la esperanza, continuaba esperando tener noticias del marques.
Doc

viernes, 5 de noviembre de 2010

La EdAD dEL HieLo


Una inoportuna liebre, provocó que su vehículo se saliese de la carretera y acabase empotrado contra un centenario eucalipto que servia de puerta de entrada a aquel espeso paraje. Sin apenas rasguños, y todavía consternado por el golpe, Charlton salió con torpeza del coche y se apoyó extasiado sobre el capó del mismo.
Nervioso, intentó encontrar cobertura suficiente para poder hablar por teléfono, con nulo resultado. Intranquilo miro su reloj de pulsera, llegaba tarde.
Sin pensarlo dos veces, abrió el maletero y cargó las bolsas que había en su interior, para terminar adentrándose en aquel frondoso bosque.
Dejándose llevar por su intuición, reparó en las huellas que habían dejado sus amigos en el suelo, estas le sirvieron de guía por tan confuso camino. Poco a poco la claridad se fue abriendo entre tan espesa vegetación. Sin duda ya estaba cerca.
- Allí están, gritó entusiasmado al asomar su cuerpo en lo alto de una ladera. Inquieto observó el contenido de las bolsas.
- No esta todo perdido, pensó, mientras las primeras notas de un repetitivo tema dance llegaban a sus oídos.
Con la emoción de un niño, comenzó a bajar corriendo por la ladera, al encuentro de sus amigos que colgados de los árboles, disfrutaban de tan esperado botellón.
- Colegas, ha llegado el tío Charlton, gritó al tiempo que dejaba asomar las bolsas repletas de cubos de hielo, mientras exaltados grupos de simios se acercaban con entusiasmo para abrazarlo.
Charlton, ensimismado con la tierna escena no pudo sino respirar profundamente al tiempo que musitaba emocionado:
- Míralos, son tan monos….
Dr.Magenta

jueves, 4 de noviembre de 2010

CoMO sER FelíZ siN dEjaR de SeR MoNA 19


Nerviosa, la tía Lita rebuscaba entre las docenas de juegos de llaves que llevaba en la mano, mientras un hombre vestido de militar no dejaba de golpear a la puerta al tiempo de decía:
- Mi coronel, abra… abra mi coronel…
Fueron minutos de caos y confusión. Mona escondida tras una columna observaba lo que allí sucedía mientras Cristal no cesaba de pegar gritos enloquecidos.
Finalmente la puerta se abrió, descubriendo una esperpéntica escena. Una joven prostituta nigeriana, vestida de uniforme y con un arnés consolador colocado en su cintura, no cesaba de gritar como una posesa, en una curiosa mezcla de idiomas apenas ininteligible, mientras empuñaba en su mano derecha una pistola apuntando hacia el techo del que se descolgaba una vieja lámpara victima del fortuito disparo.
Frente a ella y atado a la cama, el coronel Marquina lucia un llamativo conjunto de ropa interior femenino con bonitos encajes y un enorme lazo rosa que le tapaba la boca, al tiempo que no dejaba de moverse compulsivamente sobre la cama.
- Mi coronel, dijo el militar mientras le quitaba el lazo de la boca.
- El arma, quítele el arma dijo el coronel….
- Rápidamente el militar se dispuso a desarmar a la joven que rauda acudió desconsolada a refugiarse en los brazos de su amiga Cristal.
- Vaya con el coronel, dijo entre dientes Cristal al notar entre su piernas al grosor del arnés consolador.
- El arma, el arma, salgan todos de aquí o me pongo a dar tiros, no cesaba de gritar el coronel…
- Le dije que me diera el arma sin munición Perales, se le va a caer el pelo, me cago en toooooo…
Doc

Tia CoNCHa

Acostumbraba a pasar largas temporadas de verano en el pueblo, en la casa en la que vivía mi tía Concha. Para entonces ya había quedado viuda, como ella solía decir entre dientes. En realidad mi tío la abandonó, desapareció un frió día de invierno, allá por el año 73. Por entonces, yo era un niño de 8 años, y aunque mi tía decidió enterrar en vida la memoria de su marido, lo cierto es que los ecos de una adúltera escapada, resoplaban con fuerza en aquel tosco paraje manchego.
Recuerdo con nostalgia, aquellos estíos en el pueblo, a la sombra de la tía Concha, que a pesar de su adusta presencia, siempre me recibía con el mayor de los entusiasmos. Eran días de agrestes escapadas, de bollos con chocolate, de intempestivos baños en el río y de costras secas en la rodilla.
Han pasado mas de 30 años desde aquel último verano, a pesar de ello, no me resultó difícil encontrar la casa, que prácticamente seguía tal y como la guardaba en mi memoria. Aproveché mi visita a España para acercarme hasta el pueblo, tía Concha había fallecido hacia ya cerca de un año, y un escueto y frió telegrama me comunicaba que ante la ausencia de hijos y familia directa, esta me había dejado la casa como herencia.
Todavía no sabía lo que iba a hacer con aquel viejo caserón. Una extraña sensación mezcla de nostalgia y desasosiego me acompañó durante todo el viaje. Eché un ligero vistazo a la planta baja y de forma intuitiva comencé sin pensarlo a subir con cierto recelo las escaleras que conducían al desván, aquel viejo desván en el que mi tía acomodaba un rancio colchón de pluma sobre el que yo dormía durante mis estivales visitas.
Aquel último verano del 73, no fue igual que los demás. Tras el abandono de su marido, tía concha no volvió a ser la misma. Su cuerpo se encogió al sobrecogedor ritmo que lo hacia también su alma. Pese a todo, decidí pasar de nuevo con ella unos días aquel último verano.
Mis viejos tebeos, ya amarillentos, se amontonaban junto a aquel viejo colchón que apoyado sobre la pared, resistía orgulloso el paso del tiempo. Justo arriba del cabezal de la que un día fue mi cama, pendía un inquietante cristo crucificado tallado en madera. Ensimismado, me quedé un rato mirándolo al tiempo que un ligero escalofrío comenzó a recorrer mi cuerpo. Todavía recuerdo aquellas últimas noches, aquel último verano. Fueron noches de angustia, en las que el miedo se instalo con fuerza en aquel desván. Ecos de irreconocibles voces surgían entre aquellos sólidos muros de piedra. Intermitentes apagones, inexplicables sonidos que me acompañaron aquella última noche de hace casi 30 años, cuando de forma repentina aquel viejo crucifijo cayó al suelo decapitando su figura. Todavía recuerdo como asustado, lo cogi entre mis manos y pegue de nuevo la cabeza con un bote de cola que encontré entre lo que parecían ser las herramientas del que un día fue mi tío. Ha pasado tanto tiempo y aquella figura me seguía provocando una extraña angustia.
El ruido de un motor arrancando me devolvió de nuevo a la realidad, comprobando al asomarme por la pequeña ventana del cobertizo que el coche era el mío, alguien me estaba robando el vehiculo. Bajé corriendo las escaleras pero cuando llegué a la puerta, este ya comenzaba a perderse entre los tortuosos caminos que daban acceso a tan agreste paraje. Recordé con desasosiego que me había dejado el teléfono en el interior del vehiculo por lo que en un último intento decidí acercarme hasta las casas cercanas en busca de ayuda. Comenzaba a anochecer y mi angustia crecía a medida que constataba que como ya imaginaba, ya nadie vivía en aquella pequeña aldea.
La oscuridad se había hecho fuerte en una más que cerrada noche manchega, con cierta dificultad conseguí llegar de nuevo a la casa con la intención de hacer noche. El pueblo mas cercano y la carretera estaban a más de 15 kilómetros y en esas condiciones adentrarse en tan sombría noche era una locura.
A tientas y ayudado por una pequeña linterna que siempre llevaba en mi mochila, conseguí encontrar unas cuantas velas en un cajón de la cocina, asegurándome un mínimo de visibilidad en tan espesa noche. Había sido un largo viaje, estaba cansado, sin coche, sin luz. Resignado subí de nuevo al cobertizo, un escalofrío recorría mi cuerpo a medida que subía los escalones de madera acompañándome con sus crujidos a modo de desconsolados lamentos.
- No debería haber venido, pensé mientras dejaba reposar la vela sobre la mesilla de noche y me recostaba sobre el viejo colchón de plumas, al tiempo que casi sin querer era vencido por el cansancio acumulado por tan largo viaje, cayendo en un profundo sueño.
Un estremecedor ruido me sacó de mi letargo, un sonido profundo que surgía del interior de aquellos muros. Era como si aquellas paredes hubieran cobrado viva y aullasen, gritasen pidiendo auxilio. Asustado me incorporé en la cama, un seco golpe de viento abrió la ventana de par en par inundando la estancia de oscuridad, al tiempo que pude ser testigo de cómo una enorme grieta se iba abriendo paso en el muro sobre el que reposaba el viejo camastro. Un fino y sobrecogedor halo de luz emanaba del interior de aquella pared, una tosca abertura en la podía meter mis dedos. Cesaron los ruidos, con el corazón al borde de la taquicardia me acerque a esta, asomándome para ver en su interior. Una efímera mirada asomo por el interior de esta al tiempo que perdía el conocimiento y caía al suelo.
Desperté con las primeras luces del día con un intenso dolor de cabeza sin duda provocado por el crucifijo que había caído de la pared, dando contra mi cráneo. Horrorizado comprobé que este lucia de nuevo decapitado. Apenas recordaba lo que aquella noche había sucedido, aquellos ojos que me observaban a través del espeso muro probablemente fueron consecuencia del shock que me provocó el golpe del crucifijo sobre mi cabeza.
- La cabeza, donde esta la cabeza, pensé….
Al comenzar a levantarme del suelo, algo llamó mi atención debajo de aquel viejo somier, eran los intensos ojos del cristo que amenazantes me observaba bajo la cama. Con sigilo comencé a tantear hasta dar con el, algo se interpuso entre mi mano y el, era una caja, una vieja caja de lata que con cierta dificultad conseguí rescatar. Salí de la casa con ella, necesitaba respirar, necesitaba luz. Sentado en la entrada, abrí ceremoniosamente aquella caja cubierta de polvo. Un montón de cartas, cuidadosamente atadas con una cuerda de palomar reposaban en su superficie. Eran cartas de amor, una tosca caligrafía acompañada de rancios versos que consiguieron sacar una ligera sonrisa de mi boca. Unas cartas dirigidas a mi tío que sorprendentemente no estaban firmadas por tía Concha. Bajo todas ellas, una vieja fotografía de mi tío a la que se le había arrancado la cabeza, su cabeza… su DNI, un anillo de matrimonio en el que se podía leer; Luís y Concepción y algunos documentos relativos a propiedades de ambos. Montones de dudas se agolpaban en mi interior, y como en una pesadilla, la imagen de aquel ojo asomando por entre la grieta del cobertizo, no dejaba de asaltar con insistencia mi mente. Una vieja llave hueca reposaba en el fondo de aquella reveladora caja, la cogí entre mis manos, esa llave…. Esa llave me resultaba tan familiar. Era la llave de la alacena que mi tía tenia en el cobertizo, la misma alacena en la que jugando con mi tía, me había escondido tantas veces.
Aquel último verano del 73, esta había desaparecido, su puerta había sido cubierta con un espeso muro, el mismo muro que durante la noche bramaba de dolor.
No se muy bien que me impulsó a ello, lo cierto es que cuando me quise dar cuenta me encontraba en el desván con un pico que había encontrado en el corral, intentando descubrir que se escondía detrás de aquella pared, Comencé a picar sobre aquel espeso muro que no daba tregua a mi descanso, hasta que un pequeño agujero me permitió asomarme a su interior, del que emanaba un intenso y sobrecogedor olor a muerte. Dejándome llevar por una mezcla de rabia y miedo comencé a golpear con fuerza sobre el muro hasta hacer caer un montón de ladrillos suelo, después de haberle propinado embrutecidos golpes con el pico.
Entre los cascotes, un bulto llamo mi atención. Estaba envuelto en papel de periódico. Un viejo periódico fechado en el año 1973. Un ligero bulto que abrí, descubriendo horrorizado que se trataba de un cráneo humano. Asustado decidí llegar hasta el final y encontrar la última pieza del puzzle, de un siniestro puzzle del que creía tener la solucion. Ayudado por el pico comencé a arrancar los unimos ladrillos hasta tirar el muro abajo. Estremecido descubrí la respuesta a tan siniestra herencia. Emparedado tras aquella vieja pared descansaban los restos de un cadáver, este lucia un viejo anillo en el que se podía leer. Luís y Concepción.
Totalmente consternado me deje llevar por mis pasos hasta la ventana, donde desconcertado pude ver que el coche, mi coche, estaba aparcado en la puerta de la casa, donde siempre estuvo……


miércoles, 3 de noviembre de 2010

COmO ser FeliZ siN dejar dE ser MOna (Online) 18

Pasaron tan solo unos segundos cuando escuchó un sonido hueco y sordo que le rompió su momento de placer.
Parecía el sonido de un disparo, algo estaba ocurriendo en la habitación contigua.. esperó unos minutos y salió de su habitación, quería saber que había ocurrido, escuchaba muchas voces.
Por el pasillo llegaban tía Lita, Cristal, D. Fernando , y un hombre desconocido.
Tía Lita sacó una llave de su bolsillo y se dispuso a abrir la puerta ...

COmO ser FeliZ siN dejar de ser Mona (Online) 17

Después del enfado de tía Lita me subí a mi habitación muy disgustada. ¿Acaso yo no soy una mujer adulta? Sin embargo, tía Lita me sigue tratando como a una niña.
Bajé a la cocina y le dije a Cristal: Cuando se vaya mi tía al Ateneo me avisas. Mi tía tenía unas amigas y solían ir todas las tardes al Ateneo a jugar un rato a las cartas. Cristal llamaba a las amigas de mi tía las “pellejos” pues estaban deseando que llegase el frío para ponerse los abrigos de piel.
Cuando Cristal me avisó, me bajé y fui a la tienda de ultramarinos de la Sra. Angelita.
-Sra. Angelita, deme el ramo de flores que le he dejado antes. Cuando volvía de la carnicería con el Marqués, había dejado el ramo de flores en la tienda de la Sra. Angelita para que mi tía no lo viera y no preguntase.
-Toma Mona bonica –dándole el ramo de flores.
Yo me subí enseguida a mi habitación y puse el ramo en un jarrón. El olor de las rosas era tan intenso que embriagaba.
-Como se entere tu tía vas a ver el enfado que coge. Además ese chico no te conviene pues es un viva la vida –dijo Cristal a Mona.
Cuando volví a mi habitación el aroma de las rosas impregnaba cada rincón de ésta. Me senté delante de la cómoda y comencé a cepillarme el pelo. De repente vi sobre la cómoda el pañuelo que me había dejado el Marqués cuando me pinché con las flores. Lo cogí y me lo llevé a la nariz, como el Marqués lo llevaba en el bolsillo de la chaqueta el pañuelo olía al Marqués. Comencé a olerlo frenéticamente y sentía el aroma del cuerpo del Marqués, esto me excitaba mucho. El olor a macho que emanaba de aquel pañuelo me causaba sensaciones lividinosas que sacudían hasta el último pliegue de mi piel. Finalmente no pude soportar más esta situación y al mismo tiempo que olía el pañuelo comencé a tocarme, lo que me causaba un placer casi infinito.
El Rancio